El Pazo Quiñones de León
es en sí mismo un documento histórico y una obra de arte como
edificio y ello debe ser explicado. Está presente en buena parte de
la historia de la ciudad olívica durante la Edad Moderna e incluso
Contemporánea, lo que le ha llevado a ser considerado por los
vigueses como una de sus principales señales de identidad.
Su origen se remonta al
antiguo Pazo de Lavandeira, construcción levantada hacia 1670, años
después de la fundación del mayorazgo por el capitán Juan Tavares
en 1665 (como recoge el escudo de armas de la fachada principal).
Esta familia permanece en la propiedad hasta el siglo XVIII en que
dejará paso a los Montenegro y a comienzos del XIX al marquesado de
Valladares.
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Pazo de Castrelos |
A finales del siglo XIX
la finca y el pazo son heredados por doña María de los Milagros
Elduayen, VIII Marquesa de Valladares, y su esposo Fernando Quiñones
de León, Marqués de Alcedo, quienes emprendieron una importantísima
reforma del edificio. El temprano fallecimiento de la marquesa hizo
que el pazo pasase a manos de su hijo Fernando, IX Marqués de
Valladares. En 1918 este perece sin descendencia dejando como
heredero a su padre y como usufructuaria vitalicia a su esposa,
Mariana de Wythe. Será su padre quien el 12 de diciembre de 1924
done al pueblo de Vigo la propiedad, condicionando su donación a que
se dispusiesen en él un museo y un parque público.
Orígenes
El antecedente
arquitectónico del edificio actual es la citada en la documentación
como "Torre de Lavandeira" que probablemente se levantaba
en el mismo lugar que el pazo ocupa hoy en día. Su denominación
como torre alude a una tipología heredera de la arquitectura militar
medieval.
En el marco de los
enfrentamientos fronterizos con Portugal a consecuencia de proceso de
independencia iniciado en 1641 en el país vecino se produce la
devastación de la Torre de Lavandeira, levantándose en 1670 el
nuevo edificio del mayorazgo fundado por Juan Tavares.
Formas
Se construye un edificio
de nueva planta inspirado en el cercano y recién construido (1633)
pazo de Santhomé (La Pastora), ejemplo de palacete renacentista
urbano castellano implantado en el rural gallego por la vinculación
a la Corte de sus propietarios. El edificio sigue la tipología de
cuerpo flanqueado por dos torres, actualmente muy reformado y
ampliado con un añadido en la parte posterior, y una crujía
perpendicular que alberga la capilla y el pabellón de servicios.
Estas ampliaciones y reformas fueron emprendidas por el Marqués de
Alcedo a finales del siglo XIX y principios del XX.
Interiores
Con anterioridad a 1680
los propietarios del pazo poseían una oratorio privado dedicado a
Nuestra Señora de la Soledad que permaneció activo en una sala del
pazo a lo largo del siglo XVIII. (Cfr.: Juan Miguel González
Fernández. Inventario histórico das ermidas de Vigo e do Val de
Fragoso. Vigo, 1997). No existía una construcción específica de
capilla y el lugar de culto y enterramiento de los señores del pazo
no era otro que la iglesia de Santa María de Castrelos, a corta
distancia de la vivienda, donde poseían un lugar de privilegio en el
altar mayor. En 1853 se construirá la capilla anexa a edificio
principal bajo la advocación de la Virgen del Carmen. Permanecía
cerrada y sólo se oficiaba en ella cuando los marqueses se hallaban
en el pazo.
El interior responde al
prototipo de palacio urbano, confiriéndole a cada piso a una
funcionalidad diferente. La planta baja esta destinada a las
habitaciones de servicio, cocina y almacenes. En la planta noble se
sitúan salones y cuartos. La escalera que los comunica está situada
en la ampliación realizada a finales del XIX y fue ejecutada en el
siglo XX. No obstante, el interior el edificio ha sido objeto de
importantes remodelaciones, que nos impiden reconocer cómo era
exactamente su distribución inicial.
El mobiliario y ajuar
originario del pazo no han llegado hasta nosotros pues los bienes
muebles de la casa no formaban parte de la donación a la ciudad de
Vigo. Numerosas fuentes documentales hablan de su riqueza. El
mobiliario actual es fruto de sucesivas donaciones y compras del
Concello de Vigo. Está formado por un rico repertorio de muebles (de
asiento y de guardar, mesas, espejos, biombos y otros muebles
auxiliares), alfombras (de oriente medio y españolas) y lámparas de
cristal.
La austera capilla del
pazo está presidida por un retablo de mediados del siglo XVI cuya
procedencia es, por el momento, una incógnita. El retablo es de
factura plateresca y responde a planteamientos muy difundidos en
Castilla. Al haber sido adaptado al testero de la capilla, no
conserva más que dos cuerpos divididos en tres calles, en las que se
albergan cuatro pinturas sobre tabla del taller del maestro zamorano
Lorenzo de Ávila.
Jardines
El espacio ajardinado
esta ubicado en el entorno inmediato a la vivienda y forma con ella
un conjunto indisociable. Se concibe, a la manera de los grandes
jardines de la Francia barroca, a partir de un eje longitudinal
perpendicular a la fachada que permite verlo en su totalidad con un
sólo golpe de vista.
Los jardines se trazaron
a finales del siglo XIX, probablemente por la prestigiosa empresa
portuguesa de jardinería radicada en Porto, Jacintho Mattos, hoy
desaparecida, por orden del Marqués de Alcedo. Podemos observar en
él seis partes bien diferenciadas: el jardín de acceso, la
rosaleda, el jardín francés, el jardín inglés (o "pradera
del té"), la solana al fondo y el bosque.
Variedad de trazado y
especies
El jardín de acceso se
sitúa ante la entrada principal. Está delimitado lateralmente por
el ala de servicios a su derecha y a su izquierda por un muro
almenado con garitas. Su trazado es muy sencillo, una rotonda central
con un surtidor rodeada por dos parterres laterales.El jardín
continúa en la parte posterior del edificio en tres niveles
descendentes. El superior está ocupado por la rosaleda. Arranca de
un cenador cubierto con una pérgola de madera, que era el antiguo
invernadero.
El intermedio constituye
el jardín francés. Se distinguen dos zonas: la inmediata a la
fachada con un trazado de setos de mirto que llega casi a lo
laberíntico, rodeado de una greca perimetral y una fuente en el
centro. El sector más alejado es de mayores dimensiones y tiene un
trazado más sencillo, totalmente simétrico, en torno a un eje
longitudinal y a un florón central. En el pasillo lateral que lo
limita con la rosaleda se encuentra el paseo de los escudos.
El jardín inglés es
también llamado "Pradera del Té" por la costumbre
británica que tenían los dueños de tomar el té en este lugar.
Está en el nivel más bajo de los jardines. Consiste en una pradera
rectangular rodeada por dos senderos de paso. En el centro se sitúa
un estanque para patos con una isleta central que muestra una maqueta
del pazo.
El jardín presenta
numerosas variedades de plantas ornamentales y exóticas, algunas
centenarias gracias a la benignidad del clima en Vigo por su
proximidad al mar. Se pueden observar especies como el camelio del
jardín francés, cuya edad ronda los doscientos años, los exóticos
tuliperos originarios de Virginia y los viejos magnolios de la
pradera entre los que se encuentra el más grande de Galicia. Esta
cuidada vegetación se ve enriquecida por esculturas, una galería de
blasones y diversos monumentos.